El TRASTORNO Y LA BIPOLARIDAD DE LA HIPERCONEXIÓN | Por Ted Kord
La caja de pandora se ha abierto e internet está en el bolsillo de todos, el mundo está a un Youtube, WhatsApp o Facebook de distancia y el mundo Nerd se achicó, nos arrinconó y nos apresó en un sinfín de “opinología” e interacción.
Arma de doble filo si las hay, cualquier red social, grupo o página web te da la “libertad” de opinar lo que quieras cuando quieras de forma inmediata. Décadas atrás quedaron los espacios analógicos y publicados en papel donde uno tenía que esperar meses para que su carta llegue a la revista y tu opinión sea leía por miles de otros con los mismos gustos de uno para no sentirte como único sobreviviente de un mundo extinto y adoptado por una sociedad que no te representaba.
Podría decirse entonces que si contamos con lo que pasaba hace 30 años atrás, hoy estamos viviendo una “utopía” donde la hiperconectividad nos permite ponernos de contacto con otros con nuestros gustos y tenemos un espacio donde poder comentar, recomendar cosas que leímos o vimos. Cosa que hace 30 años teníamos que conformarnos con contarle algo a nuestro grupo de amigos tímidamente sin que se cagen de risa de ello.
Pero ¿es tan así?
En los últimos años el incremento de la velocidad de internet y el wi fi, nos permiten “consumir” y opinar sobre noticias o planteos de otros todo el tiempo. En los minutos que tenes libres entre la vida familiar y real te conectas para dar tu opinión, para refutar o festejar sobre noticias del mundo comiquero o cinéfilo, teniendo hoy un protagonismo como nunca antes tuviste.
Al fin tu opinión importa y es parecida a la de muchos otros… ¿pero que pasa con los que opinan distinto? Evidentemente están equivocados, si tenes una gran cantidad de comiqueros como vos que piensan igual, los que se equivocan son los otros. Es más los otros están tan equivocados que tu nueva misión es demostrarles a estos fulanos lo equivocado que están y lo correcto de tu opinión. No importa si tienen un fundamento sobre ello, hay que usar de todo para convencerlos: Nombres de autores y personajes, cantidad de comics que leíste o que tenes en la biblioteca, la cantidad de convenciones que fuiste, todo vale… y si nada de esto funciona, recurrimos a ridiculizarlos entre todos de forma despectiva, después de todo este “otro” ya piensa y opina diferente “no sirve” o “no sabe nada”, de ultima mejor ignorarlo.
Todo esto planteado con ironía es lo que sucede cada vez de forma más frecuente en los grupos, páginas, blogs o medio de comunicación ñoños. Donde como sucede en general todo está muy bipolar, todo tiene su grupo detractor y grupo simpatizante, y ninguno quiere ni tiene la necesidad de ceder sobre el otro. En general no hay respeto ni libertad de opinión, si no hay pensamiento de “manada” que te banque tu postura, no existís o estas equivocado y hasta deberías replantearte lo que lees o ves.
Me culpa de quien escribe (de nuevo) hay espacios virtuales como este donde uno puede generar empatía o no con el que lee, uno puede compartir gustos o no. Pero escribe para ser leído, para ser de alguna forma tenido en cuenta a la hora de comentar alguna lectura comiquera, una bizarra mezcla entre la catarsis como medio de comunicación y empatía hacia un público en particular.
¿Entonces? ¿De qué me quejo?
Uno queda atrapado en esta vorágine, queda expuesto y enganchado en un interminable circuito de consumo y opinión. Nuestra ansiedad por expresar y opinar nos gana a la necesidad de leer o ver algo en particular, nuestro cerebro se adaptó a la propuesta y al régimen de la opinología donde el narcisismo y la empatía juega un papel fundamental y lamentablemente el ambiente se vuelve un medio muy “tóxico” (terminología que no es de mi agrado) y algo que era tan simple como leer una historieta o ver una película se transforma en un talk show dentro de tu celular o pc.
Creo que lo más fácil es prenderse a esta movida y creer que uno tiene control de la situación pero hoy es todo tan interactivo que viene en el mismo paquete con lo que te gusta, creándose la necesidad de respaldar, refutar o "trollear" lo escrito o manifestado por el otro. Pero lo más difícil sin duda es seguir interactuando y opinando, siendo fiel a uno mismo, leyendo y tomando en consideración las opiniones de los demás a sabiendas que uno no es más que el otro, y este no “sabe” o “entiende” las cosas más que uno mismo, para así poder seguir recorriendo estos tumultuosos tiempos virtuales que estamos viviendo donde hay demasiadas opiniones y pocas reflexiones.
"Demasiadas opiniones y pocas reflexiones". Salvo la tuya final...buena estimación subjetiva.
ResponderEliminarGracias Doc!
EliminarLa verdad es que es ambivalente este post. (Siempre quejandome de como es el presente) pero bueno así estamos a esta altura no se si seguir jugando a la "opinologia" o bien atarme la mordaza y desaparecer de la virtualidad (esta dificil).
Creo que esto es algo que atraviesa toda a virtualidad, ya sea que hablemos de cómics, política o deporte. Antes a la virtualidad la recorremos unos pocos, aquellos que tenían tiempo de sentarse en una PC y dejar o generar su opinión sobre algo o alguien. Ahora parece que de golpe el resto de la raza humana se sumó a hacer eso con un celular en el bolsillo. Lo que para muchos fue gradual en la PC para otros fue a los cachetasos con el celu. Además los medios te alientan a dejar tu opinión formada o a elegir un bando en todo. Ruido y conflictos por el que detrás pasan cosas mas importantes de la cual nos quieren hacer cómplices ignorantes.
Saludo Doc.
Ted
Algo que me revienta mucho es cuando disfruto de algo y alguien tiene que tirarme de loco por gustarme algo, confieso que hay ocasiones no comprendo gustos de otra gente, pero trato no de meterme con gustos ajenos, pero hay personas que se deleitan de hacer criticas negativas y destructivas a algo solo por tratarse de la competencia. Eso para mi es fanatismo del malo, había un grupo de discord que abandone por eso, ya que terminaba enojado y nada ganaba.
ResponderEliminarExcelente nota, Ted: muchas gracias
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