De casualidad juntamos dos tomos protagonizados por la siempre atractiva Selina Kyle, que se continúan dentro de la continuidad ficcional del personaje, aunque originalmente se publicaron exactamente al revés. El primero de ellos, llamado “Catwoman: el gran golpe”, fue editado por Norma Editorial en 2003 y es obra integral del recordado y admirado Darwyn Cooke. El segundo fue publicado por Salvat dentro de su colección “Novelas gráficas DC Cómics”, e incluye los números 1 al 4 y 6 al 9 del tercer volumen protagonizado por la felina dama. Obra de Ed Brubaker al guion con dibujos de Darwyn Cooke en el primer arco, y de Brad Rader en el segundo. Los hemos leído y disfrutado enormemente, por lo que vamos a compartir nuestras impresiones brevemente.
Los habitantes de Gotham creían que tanto Selina Kyle como Catwoman estaban muertas, y la intención de Selina era aprovechar la carta en blanco que esta situación le proponía. Recorre distintos rincones del globo dando golpes, pero la suerte no la acompaña. En bancarrota y desilusionada, decide volver a Gotham. Al llegar, se encuentra con un viejo amigo llamado Veloz, quien le había guardado algunas pertenencias. Le comenta su situación y le pide que la direccione hacia algún golpe que remedie su situación económica, al tiempo que le permita mantenerse con su status legal de “muerta”.
Veloz la pone en contacto con Chantel, una mujer que vende su tiempo y su cuerpo al capo mafia Frank Falcone (Miembro de la célebre familia criminal de Gotham). Falcone esta delineando una operación según la cual transportarían una fortuna en efectivo hacia Canadá en tren para intercambiarla por drogas. Chantel le propones a Selina conseguir todos los detalles posibles para asaltar el tren y robarle los millones a la mafia. Con su parte, Chantel quiere empezar una vida nueva con la que pueda dar un buen porvenir a su hija y a su enferma madre.
Selina acepta y empiezan a realizar todos lo preparativos. Toma contacto con un ex colega y amante, al cual traicionó hace años en otro golpe, llamado Stark y lo invita a participar. Con severas condiciones Stark se suma y trae a Jeff a la operación, un joven con muchos recursos que los ayudarán a acceder y salir del tren en movimiento.
Mientras tanto, al detective Slam Bradley (Aquella gloriosa creación de Siegel & Shuster) está investigando el supuesto asesinato de Selina Kyle y, recorriendo los sitios por donde ella solía andar, empieza a descubrir toda la operación…
Robarle a la mafia supone muchos riesgos que el equipo armado por Selina está dispuesto a asumir… Pero todo va a complicarse a partir de que Falcone descubre la traición…
Lejos de los superhéroes, los trajes coloridos y la capas, el Maestro Darwyn Cooke lleva a Selina en una aventura con rasgos de policial, de historia noir, con femmes fatales, mafiosos y detectives. Según el autor, se le ocurrió esta historia mientras trabajaba con Brubaker en la colección de Catwoman y se le nota la influencia del tono que el bueno de Ed le imprimiera a su paso por la cabecera (Pero volvemos sobre esto después). Como comentábamos antes, si bien esta historia se publicó después del arranque del tercer volumen de Catwoman, cronológicamente se ubica inmediatamente antes del comienzo de este.
La historia que desarrolla Cooke está perfectamente delineada, es atrapante, tiene giros desconsoladores, trabaja muy bien con los flashbacks y se lee de un tirón. Tiene un final agridulce, de los que a mi me gustan por el lugar incómodo en que te dejan, cuando no sabes si alegrarte, deprimirte o revolear el libro.
Si bien la historia es muy buena, sin dudas el apartado gráfico es lo mejor del libro por el extraordinario talento del que Cooke era dueño. Su estilo es bellísimo, de trazo simple, con alguna influencia cartoon (Con claras similitudes a Batman: The Animated Series y la onda de Bruce Timm) y muy expresivo. En muchas oportunidades, al prestar atención a los fondos detenidamente se nota como están todas las estructuras y escenarios sugeridos. Casi nunca están detallados por completos, sino que traza las líneas precisas para que la visión del lector lo complete, casi como si trabajara en negativo, poniendo la luz donde deberían ir las sombras y viceversa. Las puestas en páginas son excelentes, con una variedad de ángulos y enfoques que siempre se ajustan a la situación que está aconteciendo. De narrativa precisa y variada, puede plasmar con igual eficacia escenas intimistas como de acción, reuniones de personajes como secuencias de alta velocidad. Son realmente increíbles las escenas en que abordan, roban y abandonan el tren, con unas puestas donde usa ambas páginas como una sola, logrando unas secuencias memorables. Por último, trabaja con los negros, las manchas y las sombras de forma muy personal y reconocible, con resultados realmente magníficos.
Pasamos al tomo de Salvat y los primeros 4 números del tercer volumen de la serie regular de Catwoman cuando, tras los eventos antes mencionados, Selina decide renovar su vestuario y retomar la actividad con su otra identidad. Se instala en uno de los departamentos que tiene por la ciudad y se reencuentra con Holly (Aquella prostituta con la que convivía en Batman: Año Uno). Ella le comenta que se escondió allí porque hay un asesino que esta matando sistemáticamente a las prostitutas del barrio. Catwoman buscará información, con ayuda de Leslie Thompkins y Oráculo, hasta resolver los crímenes.
En el segundo arco, Catwoman confirma su alejamiento de la vida criminal y le pide a Holly que sea sus ojos y oídos en la calle para dar con cualquier crimen que ella pueda evitar. En una de sus recorridas por los barrios marginales, Holly sigue a un policía infiltrado que es asesinado por otros policías corruptos bajo el mando del Sargento MacNalty. Descubren a la chica y le disparan, pero Catwoman llega al rescate y logra detenerlos antes que asesinen a la muchacha.
Una vez que Holly queda en la clínica de Leslie, Catwoman busca a Slam Bradley para que la ayuda a resolver el caso. Contactan con el Detective Farrucci quien les comenta que, aparentemente, hay una red de policías corruptos metidos en el narcotráfico y avalados por autoridades superiores que no le permitieron investigar.
Por el asesinato de policías, el Detective Allen es enviado para intervenir en el caso. MacNalty inculpa a Holly del asesinato del oficial y empiezan a buscarla como tapadera para poder continuar con sus negociados. Tanto Catwoman y Slam como el Detective Allen llevarán a cabo sus investigaciones para dar con la organización de policías corruptos, hasta que terminan uniendo fuerzas para tender una emboscada que tendrá como objetivo exponer la corrupción y sus intérpretes…
A pesar de que el espectro de historias donde se pueda mover Catwoman puede resultar limitado, Brubaker se las ingenia para ampliar dicho espectro y llevar las historias hacia los géneros en lo que se siente más a gusto (De los muchos que maneja con soltura inigualable).
Elimina el rol de supervillana y le arma un buen reparto de personajes secundarios, con Leslie como psicóloga y aliada, el regreso de Holly a su vida como asistente y hermana menor y Slam Bradley con quien forma una dupla de lo más interesante, además de los oficiales con quienes hacen alianzas.
Historias policiales, con crimen, corrupción, detectives y tintes de hardboiled, con buenas dosis de suspenso y acción. El primero de los dos arcos aquí comentados es más simple y directo, con una leve aparición de un elemento fantástico. El segundo es más interesante, con giros y complicaciones que vuelven la lectura mucho más atractiva. Si bien no es lo mejor que este notable autor tiene para ofrecer, tenemos aquí un par de buenas historias donde, con poco material de arranque, logra hacer florecer a Selina y el micro universo que la rodea, lejos de la sombra del murciélago.
El dibujo de Darwyn Cooke en los primeros cuatro números es muy bueno, pero no está al nivel de “El gran golpe”. Aquí las puestas en páginas son menos arriesgadas y el trabajo con el claroscuro que tiene cuando entinta su trabajo no está presente, porque el entintado estuvo a cargo de Michael Allred (Otro maestro total). Siempre es bueno ver historietas con estos nombres involucrados, pero me gustan más cada uno por su lado que uno sobre otro…
El dibujo de Brad Rader en el segundo arco, si bien está lejos del nivel de Cooke, no desentona para nada. Con una línea más definida y un estilo más clásico, logra crear buenos ambientes que se correspondan con el género policial, delineando una ciudad oscura, turbia y con amplio registro para el diseño de personajes, el cual es muy acertado en todos los casos. Efectivo para las escenas de acción y para volver interesantes escenas muy habladas. Buen cambio de ritmo en las puestas, diferenciando muy creativamente el desarrollo de la historia con su clímax final.
El tomo se complementa la galería de portadas (De Cooke las primeras 4, y de Paul Pope las restantes) y cierra con una historia clásica, publicada originalmente en el Batman #62 de 1950, obra de Bill Finger & Bob Kane. Todo recomendado!
- “Esa fue una de las razones por las que decidí ponerme la máscara, para poder ayudar a la gente. Por eso y por la adrenalina, la aventura…”
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