Linda- "¡No tienes el derecho de interponerte en
mi camino!"
Kent- "¡Tengo todo el derecho! Cuando tomé este
cuerpo, lo tomé para el cuidado de dos almas: la tuya y la de Eric".
Linda- "Maldito buen trabajo hiciste".
DeMatteis y McMannus le dan
una entidad propia a esta etapa. Es bueno cuando se mantiene al guionista y al
dibujante.
El problema de la reencarnación
de Eric es que él no recuerda que es Eric, y ni siquiera la aparición del Phantom Strange le ayuda en su amnesia.
Al mismo tiempo Linda está perdiendo el control de Fate. Sin el alma de Eric a
su lado se le dificulta controlar el poder destinado a dos, justo en la hora de
mayor necesidad: ante el surgimiento del Anti-Fate.
Kent/Nabú lleva a Linda,
Petey y Jack hasta la Torre de Fate en donde misteriosamente se ha
materializada el casco y el medallón. Allí descubrirán que tanto Kent como Inza
se encuentran atrapados en el medallón de Fate. Al mismo tiempo el Phantom
Strange logra devolverle a Eric los recuerdos de su vida anterior. Mientras
Petey y Jack son enviados dentro del medallón para traer de vuelta al
"viejo" Fate (Inza se opone a eso alegando que ya tuvieron que
sacrificar una vida luchando por el Orden), Linda, en ausencia de Eric, debe
fusionarse con Kent/Nabú para encarnar a Fate y poder así enfrentarse al
Anti-Fate, que no es otro que el Dr. Stoner. Logran vencer en esta lucha pero
casi al costo de su propia vida.
El 24 fue el punto final para la etapa más New Age del Dr. Fate. Un nro lleno de diálogos espirituales, reencarnaciones y resurrecciones. Un número lleno de Esperanza y Destino para sus protagonistas, si hasta el "bueno" de Joachim Hesse encontró su séptimo cielo en esta etapa. No hubo un solo enfrentamiento ni una lucha final en el episodio en que DeMatteis se despide de su criatura. Una etapa súper personal y única, mágica. Fue acertado traer de vuelta al viejo Dr. Fate ahora que tendríamos un nuevo guionista. Es mejor guardar los juguetes anteriores antes de sacar los nuevos. Descansen en paz Linda y Eric, Jack, Petey y Nabú. Se lo merecen. Un premio especial para Shawn McManus por darle consistencia e identidad a la etapa. Solo faltó en un par de ocasiones, en una de ellas el dibujo estuvo a cargo de Joe Staton, haciendo una labor bastante digna.
A la altura del nro 30
perdemos a Giarrano, quedándose a cargo del dibujo Peter Gross, el que antes ejercía como entintador de la serie. Este
nro en particular es un relato social maravilloso, íntimo y reflexivo. Una
joven policía negra se cuestiona el accionar caritativo del Dr. Fate, pero cuando
cae abatida a balazos por una anciana que la confunde por un ladrón, es nuestra
heroína mística la que la trae de regreso desde las puertas de la muerte. Lo
que Inza no sabía es que para lograr el milagro consumió energía vital de todas
aquellas personas que se encontraban cerca suyo y así, provocó la muerte de una
anciana amiga. Tal como lo aprendió Linda (cuando intentó rescatar el alma de
Eric), es ahora Inza la que aprende por las malas la dura lección: Nadie puede
devolverle la vida a otro sin pagar un precio muy alto. ¿Será por eso que el Dr.
Fate debe estar formado por hombre y mujer? Parece ser que las entidades
netamente femeninas se vuelven demasiado emotivas. En el episodio siguiente
continua su cruzada "mejorando el barrio", destruyendo un enorme
rascacielos (de un magnate inescrupuloso) que impedía que la luz solar llegase
a la parte baja de la ciudad. Fate utiliza sus poderes para mejorar las
viviendas de los pobres utilizando como materia prima los materiales del rascacielos,
y a su dueño, un magnate millonario inescrupuloso, le borra la mente y lo
traslada a la zona de mayor pobreza. ¡Vaya castigo divino! Leyendo estas
aventuras tan urbanas no puedo evitar recordar los relatos del mismo estilo que
Messner-Loebs escribió para Flushman.
La intervención de
Fate/Inza en la vida de su barrio es cada vez más relevante, casi absorbente.
Despliega una serie de "globos
fate" que detectan los problemas y brindan soluciones. Pero al no
poder evitar el asesinato de toda una familia a manos del padre desempleado (al
que Dr. Fate no atendió su pedido de conseguirle trabajo) todo se desmadra, al
punto de efectuar lavados de mente a las personas que demuestran algún
pensamiento impuro. "Hace casi una
semana su esposa apareció de la nada en el hospital del monte Sinaí. Había una
pequeña niña ahí, de 7 años de edad, muriendo de cáncer. Dr. Fate hizo una
especie de pase mágico sobre ella... ¡y voila! ¡No más cáncer! Maravilloso
¿cierto? No mucho después, una de las enfermeras que estaba en esa sala colapsó.
Le hicieron un montón de exámenes y detectaron cáncer. El diagnóstico es
terminal. Luego de eso, el ala copó su capacidad. Todos los que estuvieron
cerca del "milagro" del Dr. habían contraído cáncer terminal."
En el N°37 tiene lugar la
batalla final en el barrio desterrando a un Señor del Caos que tenía a Inza en
jaque, y en el 39 (el 38 era un fill in), nuestra querida Dra. Fate debe ir al
Senado a dar explicaciones por sus acciones. La mujer da unas explicaciones tan
encarnizadas que demuestran que es mucho más que una simple ama de casa como
todos creían. Es una mujer desenvuelta con sus prioridades bastante claras y
con un montón de buenas intenciones y poder para llevarlas a cabo. El arte de
Peter Gross de este episodio es fenomenal y el guión igual de maravilloso,
dando cátedra de cómo mantener el interés aun en un episodio en el que no hay
ni una solo lucha, es solo de charlas y debates ¡y así y todo resulta genial!
La serie finaliza así, dejando tras de sí magníficas historias, pero que
seguramente nadie compraba. A veces la calidad no está acompañada por el
público.
ESTE ARTICULO ESTA ESCRITO POR MARK SHAW.
Colaborador esporádico del blog. Lector crítico de cómics y novelas. Amante de los personajes secundarios/terciarios. Fan incondicional de The Twilight Zone. Puedes seguir sus recomendaciones y divagues varios en su facebook personal.
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